Un menú tancat es una comedia que se sirve con precisión y profundidad. Escrita por Jordi Casanovas y dirigida por Llàtzer Garcia, esta obra se presenta en La Villarroel desde el 16 de mayo hasta el 29 de junio de 2025. A través de una cena entre amigos, la pieza explora las complejidades de la masculinidad contemporánea, cuestionando los roles tradicionales y las emociones reprimidas.
Una cena que desvela más de lo que aparenta
La trama gira en torno a tres amigos que se reúnen cada dos meses para cenar. Uno de ellos, un cocinero de renombre, cierra su restaurante para ofrecerles una velada privada. Sin embargo, en esta ocasión, el anfitrión plantea una pregunta que sacude la aparente tranquilidad del grupo: «¿Cómo es que nunca nos hemos visto llorar?». Esta interrogante desencadena una serie de confesiones y recuerdos que obligan a los personajes a enfrentarse a sus propias vulnerabilidades.
Cada plato del menú se convierte en un catalizador de emociones, evocando momentos del pasado que los protagonistas preferirían olvidar. La comida, en lugar de ser un simple acto de convivencia, se transforma en un medio para explorar las heridas y los miedos que han sido ocultados bajo la fachada de la masculinidad tradicional.
Joan Arqué, Roger Coma y Òscar Muñoz: complicidad y verdad sobre el escenario
Joan Arqué aporta una energía contenida y precisa al grupo. Con una sólida trayectoria como actor, director y dramaturgo, es conocido por su trabajo en propuestas escénicas innovadoras como El cos més bonic que s’haurà trobat mai en aquest lloc. En Un menú tancat, Arqué ofrece un personaje que equilibra la introspección con la contención, encarnando a un hombre que se esfuerza por mantener la calma cuando las emociones lo desbordan.
Roger Coma, por su parte, destaca por su versatilidad. Aunque para muchos es un rostro familiar por su trabajo en televisión, Coma lleva años explorando registros complejos sobre las tablas. En esta obra, interpreta a un personaje impulsivo, divertido y algo cínico, cuya máscara de ironía comienza a agrietarse a medida que avanza la velada. Su interpretación pone en evidencia las tensiones que se generan cuando se enfrenta la fragilidad emocional desde una masculinidad aprendida.
Òscar Muñoz completa el trío con una actuación que aporta calidez, humanidad y ternura. Actor habitual de la escena catalana, ha trabajado con compañías como La Calòrica y T de Teatre. Su personaje en Un menú tancat actúa como el pegamento emocional del grupo: el amigo que escucha, que observa y que, en el momento oportuno, se atreve a hablar desde la honestidad. Su interpretación es una de las claves para que el espectador conecte emocionalmente con la historia.
La química entre los tres actores es innegable. El público no solo presencia una obra de teatro, sino una relación de amistad creíble, cargada de matices, silencios elocuentes y miradas que dicen más que muchos diálogos. El realismo de sus interpretaciones permite que el conflicto emocional se desarrolle con una naturalidad conmovedora.
Jordi Casanovas: una mirada crítica a la masculinidad
Jordi Casanovas utiliza la metáfora culinaria para cuestionar los estereotipos de género y las expectativas sociales impuestas a los hombres. Inspirado por su trabajo anterior en Jauría, Casanovas se adentra en la ficción para explorar cómo los hombres de cierta generación lidian con los cambios sociales y culturales que desafían sus valores arraigados.
El autor se pregunta si, al igual que se puede deconstruir una tortilla de patatas, es posible deconstruir la identidad masculina. ¿Tenemos las herramientas necesarias para cuestionar y reconstruir nuestros roles de género? ¿Por qué las cocinas de los restaurantes más prestigiosos están dominadas por hombres, mientras que en el ámbito doméstico la cocina se asocia tradicionalmente a las mujeres? Estas reflexiones se entrelazan en la obra, invitando al espectador a considerar las contradicciones y tensiones inherentes a la construcción de la masculinidad.
Una puesta en escena que potencia la intimidad
La dirección de Llàtzer Garcia y la escenografía de José Novoa crean un ambiente íntimo que permite al público sumergirse en la dinámica del grupo de amigos. La iluminación de August Viladomat y el espacio sonoro de Marc Santa complementan la atmósfera, acentuando los momentos de tensión y vulnerabilidad.
La propuesta escénica no recurre a grandes artificios, sino que se centra en el lenguaje corporal, la pausa y el silencio como recursos dramáticos. Cada elemento está cuidadosamente orquestado para que lo que suceda en el escenario resulte cercano, reconocible y honesto. Se construye así un espacio compartido donde los espectadores se sienten parte de esa mesa, cómplices de las confesiones y testigos de las grietas que se abren.
Una experiencia teatral que invita a la reflexión
Un menú tancat no es solo una comedia sobre una cena entre amigos; es una exploración de las emociones reprimidas y las estructuras sociales que moldean la identidad masculina. La obra desafía al espectador a cuestionar las normas de género y a considerar la importancia de la vulnerabilidad y la empatía en las relaciones humanas.
Con funciones en catalán y una duración de 85 minutos, la obra es accesible para mayores de 14 años. Además, se ofrece una función accesible el 24 de mayo de 2025 a las 20:00 h, que contará con subtitulación, audiodescripción, bucle magnético y sonido amplificado.