Pel davant i pel darrera

Pel davant i pel darrera

La obra Pel davant i pel darrere se presenta hasta el 11 de enero de 2026 en el Teatre Borràs de Barcelona. Esta comedia de enredos invita a quienes asistan a dejarse llevar por el humor y por el caos que se va desplegando sobre el escenario. Verla es permitirse una pausa, reír, reconocer lo absurdo y disfrutar de un espectáculo que no busca otra cosa más que hacer vibrar con el buen gusto de la risa compartida.
El montaje consigue conjugar el nervio de lo que sucede detrás de escena con lo que se presenta frente al público, y convierte la experiencia teatral en algo que se siente vivo, dinámico y próximo. No es solo ver actores representar: es asistir al ensayo de un desastre programado, al revés de un vodevil perfecto, y dejarse sorprender por el desorden que los personajes abrazan con gracia.

Un reparto y una puesta en escena que brillan

La versión que se presenta en Barcelona cuenta con una producción renovada, que recupera el espíritu de la obra original pero la actualiza con frescura. Los actores que dan vida al reparto construyen su identidad en escena a base de tempo, comicidad precisa y mucho ritmo. El director ha apostado por una estética de claridad interpretativa: todos los elementos —salidas, entradas, errores, telones— están al servicio del enredo y se ejecutan con plena conciencia de la risa que se busca provocar.
El escenario se convierte en un campo de batalla amable: puertas que no cierran, sardinas que aparecen en momentos inoportunos, olvidos de texto, malentendidos amorosos… Todo ello genera una atmósfera juguetona donde el espectador se siente parte del engranaje. Esa implicación indirecta es lo que convierte esta propuesta teatral en algo que vale la pena asistir.

Una experiencia que une al público y a los personajes

Cuando la obra arranca, se siente que el público ya es cómplice del desastre que va a desplegarse. Hay una energía compartida: los actores parecen jugar con los espectadores, como si dijeran “esperen que esto se nos va de las manos”, y el espectador entra en ese juego con deleite. Esa complicidad convierte la representación en algo más que texto y escenario; la risa se convierte en una experiencia colectiva.
La estructura de la obra potencia este efecto. Primero, construye el vestíbulo del desastre: los ensayos, los nervios, las equivocaciones menores que presagian lo que vendrá. Luego, ya en marcha la farsa, se acelera el ritmo, se multiplican los tropiezos y se alcanza un clímax donde todo parece desmoronarse ante la incredulidad del público. Y el público ríe, ríe, ríe… porque reconoce, reconoce la lógica invertida, el teatro dentro del teatro, el juego delantero y trasero.

¿Para quién es esta obra y por qué merece la pena?

Esta comedia es perfecta para quienes desean una salida diferente, ligera pero bien ejecutada: teatro que no pide demasiada reflexión posterior, sino una buena risa en buena compañía. Si te apetece una velada de humor y de entretenimiento eficaz, esta es una cita ideal. No hace falta estar habituado al teatro para disfrutarla: el ritmo, la acción visible y la comicidad son accesibles.
Al mismo tiempo, para quienes ya conocen la versión original o versiones anteriores de la obra, esta producción ofrece la posibilidad de acercarse a una reinterpretación que respeta los fundamentos pero añade matices, movimientos y detalle. Es, en ese sentido, una obra que agrada tanto al público habitual como al curioso que desea descubrir algo bien hecho.

Consejos para vivir la función con intensidad

Ir al teatro significa más que llegar a una hora: es conectar con el ambiente, dejar atrás el murmullo de la calle y sentarse a disfrutar del mecanismo que se va a desplegar. En esta obra, valorarás estar atento a los detalles: a las puertas que giran, a los personajes que corren, a las equivocaciones que devienen burla. El ritmo es tan veloz que cualquier distracción puede hacer que se pierda parte del encanto.
Una vez que las luces bajan y la función comienza, basta con dejarse llevar. No se trata de anticipar el desastre sino de saborearlo mientras ocurre. Y al salir, sentirás que has vivido algo más que una obra: una sesión de humor de mejor factura. El espectáculo es amable, dinámico y con mucha presencia. Si entras en su juego, la experiencia será plena.

El valor duradero de una comedia que celebra el caos

La obra Pel davant i pel darrere es, en su esencia, una celebración del error programado, del teatro que desvela sus mecanismos para reírse de ellos. Esa mirada crítica disfrazada de diversión es lo que la hace perdurar. Verla implica admitir que las cosas no siempre salen bien, que los fallos pueden ser elegantes y divertidos, y que el escenario es espejo de nuestra propia fragilidad cotidiana.
El hecho de que esta versión permanezca en cartel hasta el 11 de enero de 2026 la convierte en una invitación a hacerlo con calma: no es solo una función puntual sino una ventana abierta durante semanas para quienes quieran disfrutarla. Y precisamente eso: verla no es añadir un acto más al calendario, sino regalarse una noche donde el teatro se pone en modo juego, y nosotros jugamos con él.


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