Kramig, cuando el amor es más fuerte que las diferencias

Kramig, cuando el amor es más fuerte que las diferencias

La obra Kramig llega al escenario como una comedia romántica que, sin recurrir a lugares comunes, consigue hacer reír mientras propone una reflexión profunda sobre las decisiones que marcan nuestras vidas. Bajo la dirección de Marta Buchaca, una de las voces más representativas del teatro contemporáneo catalán, esta propuesta ofrece una mirada honesta y emocional sobre lo que significa amar, convivir y crecer junto a otra persona, especialmente cuando esa persona es, en apariencia, completamente opuesta a uno mismo.

Biel Duran y Anna Moliner dan vida a Toni y Laia, una pareja con personalidades enfrentadas que, contra todo pronóstico, se enamoran. Laia es impulsiva, entusiasta, adicta a los pequeños gestos y profundamente emocional. Su vínculo con los peluches de Ikea, especialmente con el oso panda que da nombre a la obra, Kramig, no es solo un capricho: es un símbolo de su manera de entender el mundo. Toni, en cambio, representa la otra cara de la moneda: meticuloso, hipocondríaco, supersticioso, alguien que necesita tenerlo todo bajo control. La colisión entre estos dos universos se convierte en el motor narrativo de una historia que aborda, con sensibilidad y sentido del humor, los conflictos que toda pareja enfrenta cuando la vida deja de ser solo un juego y aparecen las decisiones trascendentales.

La llegada de un hijo es el punto de inflexión que desencadena el verdadero conflicto. ¿Es posible amar cuando se perciben tantas diferencias? ¿Hasta qué punto se puede ceder, cambiar o adaptarse sin dejar de ser uno mismo? La obra no da respuestas cerradas, sino que invita al espectador a preguntarse si el amor basta cuando las certezas empiezan a tambalearse. Todo ello, envuelto en un tono amable y cálido que hace que la historia fluya con naturalidad, sin perder nunca el equilibrio entre la comedia y la emoción sincera.

Marta Buchaca, retratista de los vínculos emocionales

Marta Buchaca ha construido una sólida carrera como dramaturga gracias a su capacidad para retratar, con honestidad y un estilo propio, las relaciones humanas. Licenciada en Humanidades y formada en dramaturgia, se ha consolidado como una autora clave dentro del panorama teatral en catalán. Su teatro no es complaciente, pero tampoco se regodea en el drama. Elige el terreno de lo cotidiano, lo reconocible, lo íntimo, para plantear dilemas éticos y emocionales con una naturalidad que conecta con todo tipo de público.

Entre sus obras más destacadas se encuentran Litus, un texto que explora las reacciones de un grupo de amigos tras el suicidio de uno de ellos y que fue llevada al cine por Dani de la Orden; Losers, una comedia que se detiene en la vida de dos personas que se sienten fracasadas pero que, al encontrarse, descubren que aún pueden ilusionarse; y Una família normal, un retrato familiar en el que se desnudan las tensiones ocultas detrás de la fachada de normalidad. En todas ellas aparece el sello distintivo de Buchaca: personajes bien construidos, diálogos ágiles, situaciones verosímiles que, sin ser grandilocuentes, calan hondo.

En Kramig, Buchaca vuelve a poner el foco en las relaciones de pareja, esta vez con el componente añadido de la paternidad inminente. Es una pieza que no cae en el sentimentalismo ni en el cinismo, y que se atreve a mostrar que el amor no siempre es fácil, pero puede ser posible incluso entre quienes, a simple vista, no encajan. La dramaturga consigue que los espectadores se identifiquen con los personajes, no porque sean perfectos, sino precisamente porque no lo son.

Una puesta en escena que acompaña a los personajes

La escenografía diseñada por Sergi Corbera Gaju no busca deslumbrar ni robar protagonismo a la historia. Al contrario: su función es acompañar, subrayar, dar espacio a los actores y permitir que el vínculo entre Toni y Laia crezca en escena de manera orgánica. La intimidad es uno de los grandes aciertos de la obra, y se nota también en la iluminación de Anna Espunya, que sabe cuándo iluminar con calidez y cuándo crear una atmósfera más densa, más introspectiva.

El sonido, a cargo de David Solans, y el vestuario de Marta Pell, completan un trabajo coral que no cae en la sobreproducción, sino que se pone al servicio del texto y de las interpretaciones. Es una obra en la que cada elemento está pensado para no entorpecer, sino potenciar la conexión emocional entre público y personajes.

Con una duración de noventa minutos y representada en catalán, Kramig propone una experiencia cercana y accesible, tanto para quienes buscan reír como para quienes disfrutan pensando sobre las complejidades de las relaciones humanas. El equilibrio entre lo ligero y lo profundo es, sin duda, uno de los grandes méritos de esta propuesta.

Una oportunidad para disfrutar de teatro inteligente y sensible

El Espai Texas de Barcelona acoge esta obra desde el 7 de mayo hasta el 29 de junio, con funciones programadas en distintos días de la semana. Las entradas, disponibles desde 19,40€, pueden adquirirse con diferentes promociones que facilitan el acceso a un público más amplio. En concreto, existe un descuento del 30% para las funciones comprendidas entre el 7 y el 18 de mayo, así como una promoción especial para grupos: por la compra de 4 entradas, solo se paga el precio de 3. Este tipo de incentivos refuerzan el compromiso del proyecto con una cultura inclusiva y participativa.

Pero más allá de las promociones, lo que realmente convierte a Kramig en una cita imprescindible es la oportunidad de disfrutar de teatro bien escrito, bien interpretado y emocionalmente honesto. Es una de esas historias que hacen reír, pero que también pueden dejar un nudo en la garganta. Porque, aunque sus protagonistas sean únicos, su conflicto es universal: cómo amar cuando la vida exige madurez, compromiso y empatía.


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