La exposición Universo Goya. Entre la luz y la oscuridad invita a adentrarse en un recorrido sensorial y profundo por la trayectoria vital y artística de Francisco de Goya, uno de los grandes referentes del arte europeo. Esta propuesta inmersiva, que puede visitarse en el Centre d’Art Amatller de Barcelona, combina tecnología, arte y divulgación histórica para ofrecer una mirada renovada sobre el autor y el contexto en el que desarrolló su obra. A través de un recorrido cuidadosamente diseñado por once espacios temáticos, se despliegan contenidos que oscilan entre la luz de sus primeros encargos cortesanos y la oscuridad de sus últimos años de exilio y desencanto.
La visita no se limita a una sucesión de proyecciones o reproducciones: aquí el público puede experimentar activamente el mundo de Goya, desde sus relaciones con el poder hasta sus obsesiones más íntimas. Se combinan proyecciones 360º, recursos de realidad virtual, recreaciones escenográficas y elementos patrimoniales originales, generando una experiencia cultural que no se basa solo en el asombro tecnológico, sino también en el conocimiento.

Un retrato de una época convulsa
El recorrido comienza con una potente contextualización histórica que sitúa al visitante en el siglo XVIII, una época de grandes cambios políticos, sociales y culturales en Europa. A través de objetos originales de la época —como armamento militar y piezas de mobiliario— se dibuja el entorno en el que vivió Goya, marcado por el impacto de la Revolución Francesa, las guerras napoleónicas y la decadencia de la monarquía borbónica. Esta introducción no es un simple telón de fondo, sino una parte esencial para comprender cómo el artista, más allá de retratar la realidad, supo capturar la fragilidad del orden establecido y anticipar los traumas del mundo moderno.
Entre estos objetos se encuentra la recreación de la estancia privada de Manuel Godoy, valido de Carlos IV, cuya cercanía con Goya refleja las tensiones entre arte y poder. El visitante puede intuir cómo Goya supo moverse entre la corte y la crítica a sus excesos, lo que le convirtió en una figura ambivalente, tanto al servicio del Estado como testigo incómodo de sus contradicciones.

De retratista oficial a cronista del alma humana
A medida que se avanza por las salas, se revela la evolución de Goya desde sus inicios como retratista de la aristocracia y la realeza hasta convertirse en un artista introspectivo, cuyo trazo se vuelve cada vez más expresionista y subjetivo. La exposición permite contemplar esta transición, que refleja no solo una transformación artística, sino una profunda crisis personal y existencial.
Una de las propuestas más originales es la instalación interactiva en la que el visitante puede experimentar cómo Goya habría ejecutado un autorretrato. Este ejercicio no es una simple curiosidad digital: muestra la manera en que Goya fue pionero en la búsqueda de la psicología del personaje retratado, no limitándose al parecido físico, sino explorando el carácter, el conflicto interno y el estado emocional.
El arte del grabado: técnica y denuncia
Uno de los espacios más impactantes es el dedicado al taller de grabado, donde se exhibe un tórculo auténtico, similar a los utilizados por Goya para realizar sus célebres series de estampas. Se presentan veinticinco grabados originales que pertenecen a distintas series emblemáticas, como Los caprichos, Los desastres de la guerra o Los disparates. Estas obras permiten observar la técnica excepcional del artista, pero sobre todo su espíritu crítico, que usó el grabado como una forma de denuncia social, reflejando la irracionalidad humana, la violencia institucional y el absurdo de los dogmas.
Además, estas piezas se confrontan con obras de artistas contemporáneos a Goya, lo que permite apreciar hasta qué punto el aragonés supo anticipar estéticas y discursos que no serían plenamente comprendidos hasta décadas después. El visitante no solo contempla obras, sino que participa en un diálogo entre el pasado y el presente, entre la tradición y la ruptura.

Las Pinturas Negras: una inmersión en la mente del artista
El recorrido culmina en uno de los momentos más intensos de la visita: la sala dedicada a las Pinturas Negras, que Goya pintó directamente sobre los muros de su casa madrileña, la Quinta del Sordo. En esta sala, las obras no se presentan como simples reproducciones, sino que se proyectan en 360º sobre las paredes, generando un entorno inmersivo que reproduce el ambiente de aislamiento y desesperanza que marcó la última etapa del artista.
En este espacio no hay luz barroca ni colores brillantes. Solo rostros deformes, escenas turbadoras y una atmósfera que anticipa el expresionismo del siglo XX. La tecnología se pone al servicio del contenido, sin distracciones, y ayuda al espectador a asimilar la carga simbólica, emocional y filosófica de unas pinturas que no fueron creadas para ser mostradas al público, sino como expresión íntima del sufrimiento y el desencanto.
Realidad virtual y reinterpretaciones contemporáneas
La tecnología juega un papel clave en esta exposición, no como fin, sino como medio para amplificar el impacto emocional y reflexivo de las obras. Uno de los puntos culminantes es la experiencia de realidad virtual titulada El Manzanares de Goya, que transporta al visitante a los paisajes madrileños que sirvieron de inspiración para muchas de sus obras, en especial para sus cartones de tapices y escenas costumbristas. Este recurso permite apreciar la relación del artista con el paisaje, no como fondo decorativo, sino como elemento simbólico y narrativo.
Otro de los elementos contemporáneos que dialogan con la obra de Goya es la reinterpretación de Los fusilamientos del 3 de mayo de 1808, realizada por el artista Franc Aleu con herramientas de inteligencia artificial. Esta pieza no busca competir con el original, sino resaltar su actualidad y proyectarlo hacia nuevas formas de creación visual, confirmando que los temas de Goya —la violencia, la injusticia, la resistencia— siguen interpelando al mundo contemporáneo.
Una propuesta accesible y abierta a todos
La exposición ha sido concebida para ser accesible tanto en términos físicos como intelectuales. Está disponible en catalán, castellano e inglés, y sus instalaciones están adaptadas para personas con movilidad reducida. La duración estimada del recorrido es de entre 70 y 90 minutos, lo que permite sumergirse sin prisas en cada una de las secciones. Las entradas tienen un coste que parte desde los 9 euros, lo que hace que la experiencia esté al alcance de un público amplio, incluyendo familias, estudiantes y visitantes internacionales.
Además, el formato inmersivo permite captar la atención de públicos poco habituados a las visitas museísticas tradicionales, fomentando un acercamiento emocional e intuitivo al arte. No se trata solo de aprender, sino de sentir, reflexionar y conectar con una figura que, lejos de pertenecer al pasado, sigue cuestionando nuestro presente.
El legado inmortal de Goya
Francisco de Goya y Lucientes fue más que un pintor de cámara o un cronista visual de su tiempo. Fue un visionario, un artista que supo reflejar las contradicciones de la condición humana. Su obra abarca desde los retratos más delicados de la nobleza hasta las escenas más crudas de la guerra, pasando por la sátira, la fantasía y el delirio. Goya no tuvo miedo de mirar donde otros apartaban la vista, y eso le convirtió en un pionero de lo que hoy entendemos como arte moderno.
Muchos lo consideran el precursor del expresionismo y del surrealismo, por su capacidad para plasmar el inconsciente, el miedo, la violencia y la locura. Pero su grandeza no se limita a haber anticipado movimientos artísticos: radica en haber convertido su propia vida, marcada por la enfermedad, la censura y el exilio, en una búsqueda constante de verdad. Goya no fue solo testigo de su tiempo; fue también testigo de sí mismo.
Universo Goya. Entre la luz y la oscuridad permite redescubrir esa complejidad, no a través de una contemplación pasiva, sino mediante un viaje multisensorial que activa los sentidos, las emociones y la memoria. Es una experiencia que invita a mirar con otros ojos, a hacerse preguntas, a salir transformado. En un tiempo donde las imágenes nos rodean por todas partes, pocas son capaces de decir tanto como las que imaginó —y padeció— este genio aragonés.