Un homenaje a la imagen tangible

Un homenaje a la imagen tangible

Hasta el 22 de junio, Vilassar de Dalt se convierte de nuevo en capital internacional de la fotografía analógica con una nueva edición de Revela’t, el festival que desde 2013 celebra la fotografía química y los procesos históricos de imagen. En su edición 2025, bajo el lema «Moments estel·lars», el certamen propone un viaje visual a través de instantes de transformación cultural, personal y colectiva, utilizando la fotografía como catalizador de reflexión y memoria.

Más de 50 exposiciones repartidas en espacios singulares de la localidad conforman un recorrido que combina la fuerza de lo documental con el valor poético del soporte físico. Desde figuras consolidadas a jóvenes talentos, el festival busca capturar los momentos decisivos que han marcado vidas, sociedades y épocas, desde una mirada no digital que reivindica lo artesanal y lo atemporal.

Trayectoria de un festival pionero

Revela’t nació como una iniciativa que desafiaba el predominio de lo digital para reivindicar la vigencia de la fotografía analógica. Con el paso de los años, ha crecido hasta convertirse en un referente europeo dentro del ámbito fotográfico, manteniendo una identidad clara: defensa del proceso manual, conexión con la materia, y difusión de autores con una mirada comprometida y original.

A lo largo de sus más de diez ediciones, el festival ha convocado a autores de renombre internacional como Cristina García Rodero, Michael Kenna, Vanessa Winship, Laura Zalenga o Alberto García-Alix, y ha generado un ecosistema cultural propio que involucra a la ciudadanía de Vilassar, a escuelas, instituciones y visitantes de todo el mundo.

Exposiciones que dialogan con la historia

La edición de este año reúne una cuidada selección de fotógrafos cuyas obras giran en torno a momentos de inflexión o transformación. El concepto de «moment estel·lar», inspirado en el libro de Stefan Zweig, se convierte en hilo conductor para propuestas que oscilan entre lo íntimo y lo político, lo cotidiano y lo excepcional.

Entre los nombres destacados están Lourdes Grobet, con su trabajo sobre luchadores mexicanos; Michael Ackerman, con una mirada cargada de tensión emocional y densidad narrativa; y Juno Calypso, cuya estética teatral y crítica feminista reinterpreta el autorretrato desde una óptica contemporánea. A ellos se suman numerosos artistas emergentes que contribuyen a ampliar los límites de la fotografía química.

Actividades paralelas y conexión con la comunidad

Además de las exposiciones, el festival ofrece talleres, conferencias, visitas guiadas, mesas redondas, ferias y revisiones de porfolios. Estas actividades están diseñadas para todos los públicos, desde profesionales del sector hasta familias o aficionados que se acercan por primera vez a la fotografía analógica.

El Photobook Market, uno de los espacios más celebrados, permite descubrir libros de autor y ediciones independientes, mientras que la Fira Comercial reúne a marcas de cámaras, laboratorios, papel fotográfico y publicaciones especializadas, reforzando la comunidad analógica que se da cita en Vilassar cada año.

Una experiencia inmersiva en un entorno singular

Revela’t ha logrado convertir un pequeño pueblo del Maresme en epicentro de la cultura fotográfica durante el mes de junio. El diálogo entre el patrimonio arquitectónico de Vilassar —antiguas fábricas, jardines, casas particulares— y las obras expuestas refuerza el carácter inmersivo del festival, donde cada exposición cobra vida en espacios cuidadosamente elegidos.

Esta simbiosis entre fotografía y territorio genera una experiencia estética singular. Caminar por Vilassar durante el festival no es solo ver imágenes: es habitar paisajes visuales que transforman la percepción del entorno, invitando a una lectura pausada y sensorial del arte fotográfico.

Una edición que reafirma el poder de lo analógico

En tiempos de sobreproducción digital, el Revela’t 2025 demuestra que la fotografía analógica no es nostalgia, sino un lenguaje vivo y necesario. Su apuesta por procesos manuales, copias únicas y narrativas conscientes lo sitúa como un espacio de resistencia cultural, donde cada imagen posee un tiempo propio.

La edición de este año no solo reafirma el prestigio del festival, sino que lo proyecta como un espacio de creación, reflexión y comunidad. Vilassar de Dalt vuelve a demostrar que la fotografía, cuando se siente con las manos, se piensa con más profundidad. Y en ese tacto, entre químicos y luz, también se escribe otra forma de memoria.


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