La obra El Tenoriu llega al Teatre Coliseum de Barcelona para ofrecer una comedia que rompe moldes dentro de la tradición teatral de los donjuanes. Con un enfoque irónico y contemporáneo sobre el clásico Don Juan Tenorio, la función plantea mucho más que seducción: revela juego, humor y revisión de roles en un marco festivo. La novedad reside en saber tomar lo conocido y diseccionarlo con frescura, por lo que asistir supone participar en una experiencia teatral que navega entre lo popular, lo absurdo y lo inteligente.
Verla es encontrarse con el legado del teatro catalán de enredos y celebraciones, pero presentada con un aire renovado. Cuando las luces bajan, no es solo una función que empieza: es un reto al espectador para que participe con risa, complicidad o sorpresa, y deje atrás la idea del clásico rígido para abrazar una noche de diversión y reflexión.
Una puesta en escena que juega con lo tradicional
La propuesta de El Tenoriu se envuelve en el sabor de la sátira: al mismo tiempo que homenajea las formas del teatro clásico de capa y espada, las subvierte con guiños contemporáneos, personajes menos previsibles y humor que no teme avanzar hacia lo inesperado. No se trata solo de la historia de Don Juan, sino de su contexto, de qué pasa cuando lo miramos hoy. Las risas están garantizadas, sí, pero también el momento de pensar por qué ciertos esquemas siguen presentes.
La puesta en escena actúa casi como un espejo: ves el original, lo reconoces, pero también encuentras variaciones, reflexiones y contradicciones. Esa combinación de respeto por la forma y ganas de jugar con ella es lo que hace que sea una obra interesante para quien busca entretenimiento, pero también para quien valora que el espectáculo conecte con el ahora.

Experiencia de participación colectiva
En el teatro, esa magia que se construye entre actor y público adquiere especial relevancia en este montaje. El Tenoriu no es un espectáculo de espectadores pasivos: se invita al público a entrar en el juego, a que se reconozca en el desorden, en la provocación, en la carcajada compartida. Cuando los personajes se miran entre sí y hacia el público, se establece una complicidad que transforma la obra en un acto colectivo, más allá de la trama.
La rapidez de los gags, la alternancia entre solemnidad y absurdo y la energía que circula en la sala hacen que la función se sienta más dinámica de lo habitual. No se trata solo de ver pasar escenas, sino de sentir que estás en el centro del juego, que tu risa, tu silencio o tu sorpresa suman al ambiente. Esa vivencia puede hacer que te vuelvas a fijar en detalles que otras veces pasarías por alto.
Público al que le va esta obra y por qué verla
Si te gusta la comedia ágil, con ritmo, que mezcla lo clásico y lo moderno, esta obra te va a encajar. No hace falta ser un experto en teatro o conocer al dedillo el Tenorio original: la propuesta está pensada para disfrutarse por sí misma, sin condicionantes. Y precisamente esa accesibilidad es parte de su fuerza: consigue hilvanar entretenimiento y revisión de forma ligera pero con fondo.
Al mismo tiempo, es una buena opción para quienes ya conocen la tradición del teatro festivo en Cataluña, quienes valoran que un montaje tenga raíces pero no se quede estancado en ellas. Para estos espectadores, El Tenoriu ofrece guiños, referencias, puyas y homenajes que enriquecen la experiencia. En ambos casos, asistir significa compartir un momento donde la risa es protagonista, pero no lo único.
La atmósfera del teatro antes, durante y después
Ir al teatro para ver El Tenoriu significa prepararse para una noche distinta. Ya desde que entras al recinto, puedes sentir que algo especial va a ocurrir: la expectación, el murmullo de la platea, la iluminación que avisa que empieza algo. Cuando la función arranca, te encuentras inmerso en un ritmo que no concede pausa y que invita a estar alerta. Cada escena fluye hacia la siguiente con un efecto acumulativo, de carcajada en carcajada, de reconocimiento en sorpresa.
Al salir, esa sensación de haber asistido a algo “vivido” es fuerte: no solo por lo que se ha contado, sino por cómo se ha contado. Puede que la noche continúe en conversación, comparando escenas, recordando frases o simplemente sonriendo. Esas pequeñas huellas lo convierten en más que un espectáculo puntual: una experiencia con momento propio.
Un espectáculo con tradición y renovación
La obra parte de una base muy conocida —la figura de Don Juan, la seducción, el duelo—, pero la convierte en algo nuevo. En El Tenoriu se reconoce la tradición catalana de humor, de teatro de vértigo, de comedia popular, y al mismo tiempo se inserta en tiempos actuales con discursos, voces y personajes que cuestionan, se ríen y reviven. Esa doble cara le da un valor añadido: entretiene y hace pensar.
El hecho de que esté en cartel hasta el 11 de noviembre de 2025 en Barcelona le añade urgencia y atractivo: no es solo una función que puedes dejar para otro día sin pena, sino una oportunidad clara en el calendario para vivir algo que quizá no se repita igual. Y ese pequeño “ahora o nunca” convierte el plan en un acierto cultural para quienes buscan lo distinto, lo divertido y lo propio.
