Joan Andreu Puig Farran nació en Lleida en 1904 y vivió gran parte de su vida en Barcelona, donde desarrolló la mayor parte de su carrera como fotoperiodista. Formado inicialmente como mecánico, su interés por la fotografía lo llevó a establecerse como reportero gráfico durante una década crucial para la historia catalana y española. Comenzó a trabajar en el diario La Humanitat, órgano de prensa de Esquerra Republicana de Catalunya, y más tarde colaboró con medios como L’Opinió, El Matí y La Vanguardia. Su cámara documentó desde la Exposición Internacional de 1929 hasta la crudeza de la Guerra Civil, captando tanto los grandes momentos políticos como la cotidianidad social de una Barcelona en transformación.
Durante la guerra se desplazó a varios frentes, como el de Aragón o Mallorca, donde trabajó para la Generalitat y para medios republicanos. Su labor fue interrumpida abruptamente por el exilio tras la victoria franquista: pasó por campos de concentración en Francia y fue deportado a campos de trabajo en España. Esta experiencia marcó profundamente su trayectoria. Aunque regresó a Barcelona en 1945, nunca pudo volver al fotoperiodismo y se dedicó a la fotografía comercial e industrial. Junto a Antoni Campañà fundó el sello CYP, especializado en postales y fotografía turística. Murió en 1982 sin haber realizado nunca una exposición individual, y no fue hasta décadas después cuando su archivo comenzó a recibir el reconocimiento merecido.
Un legado redescubierto tras décadas
Puig Farran nunca expuso su obra en vida, lo que convirtió su legado en una joya escondida hasta su recuperación reciente. Su archivo, rescatado por sus herederos e incluido en el Archivo Fotográfico de Barcelona y el de La Vanguardia, es ahora accesible gracias a esta muestra, que constituye un rescate histórico y estético necesario.
La prensa cultural ha reconocido el valor de la exposición: La Vanguardia describe las 140 fotografías presentadas como “un tesoro gráfico” que merecía reivindicación, mientras que medios internacionales la destacan como una muestra crucial para comprender el fotoperiodismo de los años treinta.
Una exposición imprescindible para entender la memoria visual española
Comisariada por Arnau González Vilalta y Antoni Monné Campañà, la exposición ofrece una puesta en escena clara y narrativa, articulada con placas originales y documentos históricos complementarios. Se estructura sin un orden cronológico estricto, para subrayar la dimensión fragmentaria y compleja del periodo.
La década convulsa conecta pasado y presente al desencadenar reflexiones sobre la memoria, la civismo y el periodismo como memoria colectiva. Las imágenes de Puig Farran nacen de la urgencia de contar lo que sucedía, y esa carga nos interpela como sociedad que aún busca explicarse su historia reciente .
En el marco de PHotoESPAÑA, esta muestra fortifica la apuesta por la fotografía documental como espacio de debate y conocimiento. Recuperar a Puig Farran significa restituir una voz clave de nuestro pasado, una mirada que, tras casi un siglo, vuelve a dialogar con nosotros desde el presente.